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Elecciones Argentinas: ¿cuál es el camino a seguir para la izquierda?

Christian Gebhardt

Después de las “Jornadas Revolucionarias” de 2001 y de la derrota del movimiento de masas que había derrocado a varios presidentes y ocupado cientos de empresas, la clase gobernante argentina, con un poco de ayuda del imperialismo, fue capaz de reinstaurar su poder. El instrumento político de principio para esto fue el populismo, el Peronismo. Bajo el liderazgo de Nestor y Cristina Kirchner, la clase gobernante fue capaz no sólo de hacer descarrilar y desmovilizar a las masas. El Peronismo también demostró ser capaz de restablecer el control sobre importantes sectores de la clase obrera mediante el control de los sindicatos de masas, el retorno al corporativismo y la inclusión de la aristocracia del trabajo y las clases medias. Esto vino de la mano con una nueva estabilización económica que permitió un cierto espacio para las concesiones a la clase obrera y la juventud. Sin embargo, como en la mayor parte de América Latina, esta coyuntura está llegando a su fin en los últimos años. Pero en Argentina, sectores de la extrema izquierda han podido obtener de esto, al menos a nivel electoral, notoriedad pública.

Ya en 2011, tres grandes organizaciones “Trotskistas” con entre 1,500 y 3,000 miembros cada uno y varios miles de partidarios habían acordado presentarse juntos a las elecciones presidenciales y legislativas. El frente común fue llamado “Frente de Izquierda y de los Trabajadores” (FIT). Estaba formado por el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), el Partido Obrero (PO) e Izquierda Socialista (IS) y fue capaz de obtener alrededor de 500,000 votos (2,3%) en su primera participación electoral. Aunque no pudieron conseguir un representante en la Cámara de Diputados obtuvieron, sin embargo, algunos representantes en los parlamentos provinciales, por ejemplo en Neuquén con Raúl Godoy (PTS).

En las elecciones generales del 27 de octubre, este resultado se podría mejorar. Ya en las elecciones primarias, la lista conjunta fue capaz de alcanzar casi 900,000 votos y podría, por lo tanto, casi doblar sus resultados de 2011. Parece que el FIT tiene buenas posibilidades de entrar este año tanto en el parlamento la nacional como en otros parlamentos regionales. Pero, ¿qué hay detrás de este frente de la izquierda y de los trabajadores y cuáles son sus metas y sus respuestas programáticas para la clase trabajadora argentina e internacional?

Partes del FIT y sus exigencias programáticas

Las campañas electorales de 2011 y de este año se basan en un manifiesto programático (1) bajo el cual se reunieron los grupos dentro del FIT. En dicho manifiesto el FIT declara que quiere ser un instrumento que defienda la independencia de la clase obrera Argentina, que defienda la clase contra la política de los capitalistas y sus gobiernos y que pueda darle una voz política propia. Además, el FIT quiere ser un punto de convergencia de todas las fuerzas que luchan por la independencia de los sindicatos y la eliminación de la burocracia sindical.

Esto sucede en un momento en el que algunas partes de la clase obrera se apartan del Kirchnerismo, están en conflicto con la burocracia sindical y construyen oposiciones contra la misma. Este año hemos visto las primeras huelgas masivas nacionales contra un gobierno liderado por peronistas desde los acontecimientos revolucionarios l principio del siglo.

Para construir un puente entre esas partes de la clase obrera y una organización independiente para los trabajadores argentinos, el FIT propone un programa electoral que no sólo plantee soluciones para los asuntos diarios importantes, por ejemplo, la inflación o el derecho de aborto legal. Entre otras cosas, el programa también exige la expropiación de los grandes terratenientes, el cese de pago de la deuda externa o la expulsión de la burocracia sindical. Esas demandas están conectadas por un lado con la demanda por el control obrero, y por otro, con la perspectiva de un gobierno obrero.

En pocas palabras, el programa tiene como objetivo proporcionar una solución anticapitalista. Incluye importantes demandas diarias y las conecta con la demanda del control obrero y también intenta dar una perspectiva hacia la formación de un gobierno obrero.

Sin embargo, el manifiesto tiene una serie de deficiencias políticas sustanciales, que tendrán que ser superadas si el FIT debiera ser la base para una unificación revolucionaria de las organizaciones de extrema izquierda en Argentina y no un mero bloque de las mismas. Por supuesto, el hecho de que, en la actualidad, el FIT sea esencialmente una alianza electoral entre sus tres organizaciones constituyentes, explica que el programa electoral sea de carácter limitado y seguirá habiendo diferencias sustanciales entre las agrupaciones.

De todas formas, lo que es interesante, es el hecho de que ninguno de ellas, PTS/FT, PO o IS, haga campaña por su propio programa independientemente del programa del frente. Esto es aún más problemático, ya que hay debilidades políticas muy importantes en el manifiesto del FIT que le dan un carácter centrista en lugar de revolucionario. Sólo nos concentraremos en algunos puntos claves:

En primer lugar, el manifiesto señala correctamente la necesidad de romper con la burocracia sindical y la independencia de la clase obrera. Sin embargo, la clase obrera y sus organizaciones de masas en Argentina están aún bajo control de los dirigentes peronistas.

Además, el manifiesto señala que las masas deben prepararse para una profundización de la crisis socio-económica y luchar contra los intentos de los gobiernos, los patrones y el imperialismo de forzar a los trabajadores, la juventud y los pobres a pagar otra vez.

Creemos que en tal situación, la convocatoria de un frente unido de los trabajadores contra la crisis, dirigida a los militantes de base Y a los liderazgos, es una tarea agitadora clave de los revolucionarios. Asimismo, el manifiesto no incluye campaña ni llamamiento a los sindicatos para romper con el Partido Justicialista ni aborda la cuestión de la división de los sindicatos en “centrales” rivales. Y por último, no plantea la necesidad de la creación de comités de acción en los centros de trabajo y haciendas en las demás organizaciones de la clase obrera. En pocas palabras, el manifiesto tiende a limitar el frente unido de una manera sectaria al “frente unido desde abajo”.

En segundo lugar, el manifiesto combina la lucha por el control de los trabajadores con la lucha por la “gestión de los trabajadores”, como si las dos fueran la misma cosa. Por supuesto, ningún revolucionario negará que, bajo ciertas condiciones de crisis, los trabajadores puedan verse forzados a asumir el control y administrar “su” fábrica por sí mismos. Sin embargo, hay una buena razón por la que los comunistas, cuando se desarrolló la demanda por el control de los trabajadores, lo diferenciaron de la demanda de “autogestión”. El control de los trabajadores, si es alcanzado antes de la toma del poder por la clase obrera, deja la responsabilidad de las decisiones económicas a los capitalistas o el estado (en el caso de las industrias nacionalizadas). Es un instrumento temporal de doble poder, que debe ser resuelto en un sentido o el otro. La autogestión de trabajadores bajo el capitalismo inevitablemente significa que los trabajadores están asumiendo responsabilidades por “su” empresa en las condiciones de una economía de mercado. Esto inevitablemente significa que los trabajadores dejan de actuar como trabajadores asalariados y se convierten en propietarios privados de los medios de producción, incluso aunque esto se haga en forma de cooperativa.

Mientras que reconocemos que los trabajadores pueden verse forzados a tal situación en condiciones de crisis (por ejemplo si los capitalistas “abandonan” su fábrica, la dejan inactiva y los trabajadores no tienen otra opción que producir para obtener sus medios de vida), éste no es un “modelo” que nosotros promovamos, sino un peligro que tratamos de evitar. El manifiesto va en el sentido contrario y equivocado e introduce una noción de autogestión de los trabajadores como si fuera un camino hacia el socialismo.

En tercer lugar, el manifiesto señala correctamente la necesidad de un gobierno de los trabajadores (gobierno del pueblo y los trabajadores). El manifiesto se refiere a esta consigna clave dos veces:

“El Frente de Izquierda le opone a este estado de excepción y de crisis, y al gobierno por medio de decretos -como la expresión de una crisis de gobierno y de sistema político- el gobierno de los trabajadores enraizado en todos los planos de la gestión social y política, basado en la autoorganización obrera y popular. Se trata de iniciar un proceso de transición hacia el socialismo y la abolición de toda forma de discriminación y explotación social.”

Y

“El Frente de Izquierda llama a la organización popular en los barrios y en los lugares de trabajo y estudio, para combatir el ‘gatillo fácil’ y la trata de personas. Para combatir la penetración del narcotráfico, con apoyo policial, en los barrios, o sea la complicidad policial y política con el delito organizado. No a las policías municipales de los intendentes de la corrupción y el delito: para acabar con el aparato de punteros es necesario poner fin a la miseria social que causa el capitalismo y reemplazar el aparato de represión de este Estado, que está al servicio de los explotadores, por organizaciones de los trabajadores mismos en el camino de la lucha por su propio gobierno. Abajo el Proyecto X, y el espionaje y la infiltración a las organizaciones populares. Por la disolución de todos los órganos de inteligencia puestos para espiar e infiltrar a las organizaciones populares.”

El problema con estas formulaciones no es lo que dicen, sino lo que no dicen. El programa no nos dice a qué debería parecerse un gobierno de los trabajadores. ¿Estaría compuesto solo por los miembros del FIT o se uniría también el FIT a un gobierno de trabajadores con otros partidos de la izquierda (por ejemplo el MAS)? ¿Debería atraerse a los sindicatos a tal gobierno? ¿Se les debería hacerse un llamamiento para romper con el peronismo y luchar por un partido independiente obrero de masas?

De igual importancia, el programa no habla de los pasos inevitables que la clase obrera tiene que tomar para formar y, en el caso inevitable de los ataques de la contrarrevolución, defender tal gobierno. El manifiesto sugiere que una ruptura con el aparato del estado burgués sería esencial. Pero, ¿de quién? ¿Cuáles serán las estructuras tales de un gobierno los trabajadores? De acuerdo a la respuesta a esta pregunta, se debería también incluir demandas que llamen a la formación de comités de huelga, comités de vecino y milicias de trabajadores. Éstos podrían evolucionar en órganos que pudieran servir como base de un gobierno de los trabajadores. Sin embargo, el programa electoral del FIT no trata con esa pregunta y, por lo tanto, mantiene a sus votantes en la oscuridad. No menciona la necesidad de un gobierno basado en los consejos de trabajadores, la ruptura con el aparato del estado y su reemplazo por una milicia de los trabajadores. De hecho, la palabra “consejo de trabajadores” no es mencionada ni una vez.

El manifiesto del FIT repite las debilidades de otros programas de “nuevos partidos anti-capitalistas”, formaciones o bloques como el NPA en Francia (a pesar de que las formulaciones del NAP fueron más precisas e iban más allá que el manifiesto del FIT).

Finalmente, concentrándose en la dimensión internacional de la crisis capitalista desde el año 2008, el FIT correctamente exige la solidaridad internacional de la clase obrera y plantea demandas internacionales importantes como la salida de todas las tropas imperialistas de Medio Oriente y Norte de África y el fin a la ocupación de Palestina. Sin embargo, con una mirada a los grupos incluidos, uno podría preguntarse por qué no menciona la declaración del FIT la fundación o refundación de un partido internacional del proletariado mundial. Hay que tener en cuenta que todos los grupos son parte de corrientes internacionales que están a favor de la refundación de la Cuarta Internacional. Por lo tanto, trae a colación la pregunta de por qué la declaración no propaga entre los trabajadores argentinos la idea de que una organización internacional de la clase obrera de todo el mundo es esencial para ellos.

Además de todas las críticas mencionadas, el déficit más grande de todos es la pregunta: ¿qué pasará con el FIT? ¿Puede utilizarse para la fundación de un partido revolucionario de los trabajadores o existirá solo como una alianza electoral?

¿El FIT y su futuro?

Independientemente de las elecciones de este año, es interesante ver las diferentes opiniones sobre el futuro del FIT que pueden encontrarse en su interior. Se puede entender que en estos momentos está teniendo lugar una discusión con diferentes puntos de vista en el seno del FIT. El PTS está abogando por la creación de un “partido sin patrones” y que se base en las resoluciones aprobadas por una “Conferencia Nacional de los trabajadores” que fuera co-organizada por el PTS (2).

En contraste, el PO no ve ninguna necesidad de utilizar el FIT para la creación de un partido revolucionario de los trabajadores por el momento. Según el PO, una posibilidad histórica está evolucionando, en la cual el movimiento obrero puede ser atraído a las ideas revolucionarias de la izquierda, y así más y más trabajadores parecen deshacerse lentamente de sus cadenas de Kirchnerismo. Sólo tal combinación permitiría una perspectiva revolucionaria. Por lo tanto, el PO está argumentando a favor de la formación de un frente político obrero y socialista para abordar dicha perspectiva (3).

Debido a la razón de que el programa electoral del FIT no dice nada sobre su futuro, nosotros abrazamos la discusión interna. Creemos que la actual dinámica alrededor del FIT efectivamente puede, y debe, utilizarse para la creación de un partido revolucionario de los trabajadores. La dinámica puede usarse para animar al creciente número de votantes a participar en el debate político y programático. Debería utilizarse también como una llamada a otras fuerzas de la clase obrera a unirse al proceso, y a los sindicatos o entidades sindicales a romper con su fidelidad política al peronismo y a participar también en el proceso.

La construcción de grupos locales, por ejemplo, podría permitir que las personas participaran en la discusión sin necesidad de ser miembro de uno de los tres grupos. Existe el potencial para ello. El FIT organizó asambleas básicas con buena asistencia durante las campañas electorales de estos años. Esto podría ser un punto de partida para ganar a estas personas para un nuevo partido.

Además, la integración de otras piezas de la izquierda radical argentina, así como la fundación de células y secciones del FIT en los centros de trabajo podría utilizar dicha dinámica e impulsar aún más al FIT. Relacionada con estas propuestas está la pregunta sobre qué tipo de actividad realiza el FIT aparte de las campañas electorales y, por lo tanto, si puede representar una alternativa organizativa para la lucha diaria de los trabajadores argentinos.

Si se considera la actividad del FIT desde su fundación en 2011 hasta 2013, se puede ver claramente que los grupos dentro del FIT lo usaban principalmente como una plataforma electoral, pero también lo emplearon en otras movilizaciones como el Primero de Mayo de este año. Pero para ir más allá de las campañas electorales y las manifestaciones conjuntas, es necesario construir estructuras en el FIT que trabajen continuamente, permitan a las personas participar y, por lo tanto, sean capaces de ampliar la base y la influencia del FIT.

¿Perspectivas después de las elecciones?

Con un vistazo a las próximas elecciones del 27 de octubre, parece posible que el FIT obtenga algunos diputados en el parlamento nacional, así como en los parlamentos provinciales. Esto no sólo sería un gran éxito para el FIT, sino que también serían buenas noticias para los socialistas en todo el mundo, puesto que plantearía la cuestión, de manera más apremiante, de la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera argentina.

Sin embargo, para lograr ese objetivo, dos tareas interrelacionadas están por delante. Una es que el FIT debe fijarse la meta de superar su carácter actual como un bloque electoral. En segundo lugar, se requeriría romper con las debilidades centristas, algunas de carácter ultraizquierdista, otras de carácter derechista. De lo contrario el FIT terminará como otra organización centrista más, que se mostrará incapaz de proporcionar un liderazgo revolucionario a la clase obrera en Argentina durante los próximos años.

(1) El manifiesto para 2013 puede leerse en:

http://po.org.ar/pdf/manifiesto_fit_2013.pdf

http://www.pts.org.ar/declaracion-programatica-del-frente-de-izquierda-y…

Para una traducción al inglés, ver:

www.ft-co.org/ Political-election-manifesto-of-the-Workers-and-the-Left-Front?lang=en

(2) http://www.ft-ci.org/Apuntes-del-PTS-sobre-la-construccion-de-un-partido…

(3) http://po.org.ar/blog/2012/07/20/resolucion-politica-por-la-fusion-del-m…

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